miércoles, 6 de octubre de 2010

FALLECE ERNESTO HEREDIA, TEATRO INDEPENDIENTE EN CORDOBA, ARGENTINA


La escena iberoamericana
Argentina. Adiós Ernesto




Falleció Ernesto Heredia. El viernes habrá un homenaje en el Teatro Real, programado por el Festival de Teatro para Niños.
El director de teatro Ernesto Heredia falleció el sábado en su casa de Río Ceballos. Se quedó dormido a los 86 años. “No sufrió deterioro ni agonía. Murió de viejito con su perra Nina al lado. Lo encontró mi mamá”, dice Alejandra, su única hija. Últimamente leía y escribía mucho. Estaba preparando un texto sobre dirección actoral y una obra que todavía no había mostrado a su familia.

Ernesto fue claramente un maestro y el artista que dio el puntapié inicial del teatro independiente en Córdoba. Impulsó el desarrollo de la Educación por el Arte, convirtiéndose en el primer formador de profesores de teatro e impulsor de esa disciplina en la escuela. Fundó el Grupo Siripo, creó e integró innumerables grupos, elencos e instituciones privadas y oficiales dedicadas a la labor teatral y a la enseñanza artística, como el Seminario de Teatro Jolie Libois, la Comedia Cordobesa, la Comedia Infanto Juvenil, Idea (Instituto de Educación por el Arte) y la Escuela Integral de Teatro Roberto Arlt.

“Fue el iniciador del teatro independiente, con el coraje que implicó en ese momento y que mantuvo siempre. Porque tenía la esperanza de que podía crear una escuela o un grupo en cualquier lugar”, señala Alejandra. Ernesto creía profundamente en el valor del teatro como herramienta de educación y formación, y en la posibilidad del ser humano de decir algo.

El gran maestro
“Mi papá era calladito, tranquilo, pero nadie sabe cómo defendió el teatro. Durante la dictadura, ponía Sueño de una noche de verano en el Parque Sarmiento con los alumnos y recibía los memorándum de los milicos que prohibían los besos en la obra. Nunca obedeció. No le taparon la boca. Siguió presentando autores como Brecht o Adellach, en los peores momentos”, relata.

Heredia trabajó en la experiencia de las misiones pedagógicas junto a Herbert Diehl. Luchó por instalar la educación por el arte. Estaba convencido de que había que formar al maestro de grado para que el teatro fuera una herramienta de formación humana.

Ernesto se sentía feliz en el patio de su casa. “Esperaba morir después de Nina, la perra de 17 años que lleva ese nombre por el personaje de Chéjov”, señaló Alejandra, su única hija biológica. Porque de los otros hijos tuvo un montón.

• Beatriz Molinari | La Voz del Interior | 2010-10-05
Fuente
http://www.celcit.org.ar/noticias_3720_adios.ernesto.html

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